El segundo paso consiste en delimitar el área que se pretende cortar, para lo cual se pueden usar marcadores de agua o algún elemento que no sea permanente. Se debe de respetar dicha marca ya que con el constante movimiento de las sierras que la corten, se genera fricción y el material se puede calentar.
Usando una sierra de calar, en el tercer paso se procede a cortar sobre dicha marca, sin mucha prisa pero con un movimiento constante, que no se detenga para no dañar los bordes internos de la lámina o alguna de sus caras. Este procedimiento requiere manos firmes y seguras.